¿Qué hacer? la vieja pregunta regresa
¿Qué hacer?... la vieja pregunta regresa nuevamente, cuando en la coyuntura aparece la posibilidad de hacer cambios sustanciales.
Cada uno, como individuo podrá tomar la decisión que le corresponda según sus ideas e intereses. Pero, los grupos sociales, en este caso particular, los trabajadores, los sectores populares frente al nuevo gobierno deben, como cada cierto tiempo en la historia, preguntarse ¿qué hacer?
Antes de responder, tal vez lo primero es constatar que el nuevo gobierno será popular. Popular en el sentido más social, casi demográfico del término. Pedro Castillo es un profesor rural de un distrito pobre. Nadie de un origen social similar ha llegado a la presidencia en el presente siglo. Tendremos entonces un gobierno popular. Y eso, no es poco.
Lo segundo es que el nuevo gobierno popular ha propuesto cambios sustanciales. Es decir, cambios que buscan redistribuir las relaciones de poder en la sociedad, Y propone hacerlo a favor de los sectores populares, de los trabajadores, de los pobres. Propone cambios que le darán más voz y agencia (casi poder) a los pobres del país. Y eso, no es poco.
En tercer lugar, los enemigos del nuevo gobierno son los grupos más recalcitrantes de la derecha local. Es el fujimorismo, ahora claramente una organización criminal y la ultraderecha neonazi que ya no tiene nada de pintoresca. Enemigos que juegan dentro y fuera de la legalidad. Y eso, no es poco.
Entonces, para los sectores populares y la clase trabajadora del país, la vieja pregunta ¿qué hacer? puede responderse así: Organizarnos. Lo primero es organizarnos. Necesitamos más organización popular, construir un tupido tejido social de asociaciones barriales, sindicatos, cooperativas, colectivos, redes. Sin organización no hay movilización. Sin movilización no hay apoyo social y político. Y eso, no es poco.
Porque lo segundo es apoyar al gobierno. Ya basta del miedo clasemediero limeño de ensuciarse las manos con un gobierno que podrá tener errores, pero es nuestro. Por cualquiera de las tres razones, el nuevo gobierno requiere apoyo. Ya sea en las calles cuando haya que salir, en las redes cuando haya que tipear y en cada espacio social donde la derecha va a sabotear sus propuestas, mentir sobre sus intenciones y sembrar temor u odio, tendremos que hablar, explicar, discutir para que el resto de ciudadanos y ciudadanas no caiga en la desinformación derechista. Y eso, no es poco.
Y finalmente, el apoyo será crítico, porque todo proceso social debe mirarse y contrastarse. Por que no hay iluminados, profetas ni tecnócratas que no puedan debatirse. Desde el mismo lado del conflicto social, la organización popular y sindical articulando el más amplio apoyo crítico para derrotar a la derecha golpista y la esterilidad ultraizquierdista. Para que los cambios sustanciales como la nueva constitución logren avanzar, para que los pobres tengan su gobierno.
Y eso, definitivamente no es poco.
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