En recuerdo de Felipe Melcher
Felipe Melcher SM fue una de las primeras personas con la que hable de marxismo, socialismo y de la teología de la liberación. Lo recuerdo inmenso con una barba roja y unos jeans desgastados. Era el "hermano obrero" de los marianistas.
Cuando estaba en secundaria era una novedad ver a un "gringo" trabajar en el área de mantenimiento con equipo de soldador y junto a los demás obreros del colegio. Allí lo recuerdo con un overall y un soplete. Luego, lo vi en la casa que los marianistas tenían en un pueblo joven en el Callao. La casa, en medio de lo que era entonces un descampado a orillas del rio Rimac era el centro de reuniones de los primeros vecinos, de las primeras organizaciones barriales. Felipe era el más animoso y entusiasta.
Los marianistas tenían una línea de trabajo orientada a los trabajadores asalariados como un buen sector de la iglesia católica desde los 60. Aquí, Felipe apenas llega al Perú en 1977 desea vivir su fe en el mundo del trabajo. Y así, gracias a los contactos de la congregación logra ingresar como obrero a la Fundición Callao, una empresa que como muchas, tenía una estricta política antisindical. Los empresarios no iban a desconfiar de un norteamericano que además era "hermano religioso". Sin embargo, junto con Ernesto, otro religioso peruano que también laboraba en la fundición organizan a los trabajadores, reparten volantes y forman un sindicato. Como muchos trabajadores en la misma situación son despedidos.
Lo recuerdo también asistiendo a los mitines de IU en lo que sería la futura avenida del pueblo joven, en esa época cuando la izquierda hacía mitines en los pueblos jóvenes. Por aquel tiempo yo tendría casi 20 años y pase un periodo con problemas económicos. Felipe me ofreció un trabajo como aprendiz tarrajeando uno de los techos de la casa de los religiosos, junto con Daniel, un buen amigo. Era un cachuelo de dos o tres meses que me sacaba de apuro y me permitía ordenar mi vida. Al momento de contratarme, Felipe me explicó todos, realmente todos los derechos que tienes cuando eres asalariado y se aseguró que los entendía claramente.
Luego la vida me alejo de los marianistas y no lo volví a ver. Con el tiempo, me enteré que formó e impulso un centro de formación técnica en el pueblo joven del Callao donde vivió tanto tiempo. Lograr vencer a toda la burocracia estatal y luego conseguir financiamiento para hacer viable dicho centro fue más que admirable. También vivió en la sierra de La Libertad donde forma una radio comunal, un centro para apoyar a los campesinos pobres y como es habitual, terminó enfrentando a las empresas mineras que quieren cambiar la agricultura por minería. Todos los proyectos en los que estuvo, ya sea animando, promoviendo o participando han cambiado realmente la vida de miles de personas en diferentes lugares. La vida de trabajadores, campesinos y también de bastantes jóvenes clasemedieros que vieron en Felipe el rostro concreto de la "opción preferencial por los pobres".
El primer chaplín que tuve en la militancia política fue precisamente "Felipe" en recuerdo a él. Lo llevé siempre con admiración, queriendo ser digno del ejemplo que había conocido. Pues, si hubiera seguido en la fe católica, me hubiera gustado ser como él. Era el más concreto, real y sincero compromiso con el ideal cristiano que lo deja todo, por los más pobres. En una institución como la iglesia católica, tan dada a las incoherencias, cuando no a la simple traición de sus ideales, Felipe era el más vivo ejemplo del Jesús obrero.
Hace unos días me enteré del fatal accidente que le causo la muerte. Como siempre y con los años, más a menudo, me duele haber dejado que el tiempo distancie a los amigos. Me duele saber que ya no está, cuando más necesitamos de personas como él.
Pero como decimos con los revolucionarios, y Felipe definitivamente lo fue, nunca se muere. Su ejemplo seguirá vivo a través de todas las personas que gracias a su empeño, valor y constancia, tienen ahora un presente mejor.
Que la tierra te sea leve, compañero Felipe.
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