XIV Congreso de la CGTP y las tareas del movimiento sindical (Parte 1)
"Muchacha en la ventana" Dalí. |
En noviembre la CGTP realiza su XIV Congreso Nacional Ordinario. Es decir, cerca de 500 delegados y delegadas sindicales de todo el país van a reunirse en Lima para hacer un balance y discutir el camino de la principal organización sindical clasista del país.
Apunto aquí algunas ideas para animar el debate previo al congreso. El post sería muy largo así que lo he dividido en dos partes. En la primera planteo una suerte de balance del sindicalismo realmente existente en el país (es decir, sin la CUT, CTP o CATP). En la segunda, se encuentra un esquema de estrategia que articula temas, sectores, actores y aliados del sindicalismo. es decir, el infaltable ¿qué hacer? Todas las opiniones, críticas y comentarios son bienvenidas. Sugiero que lean antes de criticar, pues, tal vez alguna de sus críticas habituales ya estén incorporadas.
Por mi sesgo profesional, mis apuntes subrayan los aspectos orgánicos antes que la mirada que podría hacer un abogado. Digamos que la estrategia es acercarnos a la política del gremio desde la estructura sindical.
Por mi sesgo profesional, mis apuntes subrayan los aspectos orgánicos antes que la mirada que podría hacer un abogado. Digamos que la estrategia es acercarnos a la política del gremio desde la estructura sindical.
Entrada
Mi hipótesis inicial es que la CGTP y el movimiento sindical se encuentran en un periodo de transición que cierra un ciclo histórico de cambios. Este ciclo empieza con el gobierno de Velasco y se cierra con el gobierno de Fujimori. Entre 1968 y el año 2000, el país ha cambiado sustancialmente su matriz productiva, su estructura demográfica, social económica y política.
El sindicalismo se ha desarrollado en dos momentos de dicho periodo. Durante un primer momento, que va desde Velasco hasta mediados de los años 80s. Este periodo es de crecimiento, amparados en un modelo económico desarrollista y de mercado interno. Luego el segundo periodo va desde los años 90s hasta la actualidad y supone un periodo de decrecimiento del sindicalismo, producto de las políticas neoliberales.
En el periodo de expansión y crecimiento, se establecieron determinadas pautas y características del sindicalismo clasista, como los paros nacionales, la presencia del sindicalismo de manufactura, una mayor ideologización y formas confrontacionales de negociación.
En el segundo periodo lo predominante es la reducción y caída de los indicadores sindicales. Supone la crisis del sindicalismo clasista, la ineficacia de los paros nacionales, el predominio del sindicalismo estatal, una menor ideologización casi antipolítica y lo que se denominó el sindicalismo de propuestas y la autoreforma sindical.
Es decir, el sindicalismo se encuentra en un periodo de transición que supone la coexistencia de las tradiciones, conductas, contenidos de ambos periodos. La síntesis de los dos periodos debe darnos el sindicalismo clasista del próximo periodo.
Situación del movimiento sindical peruano
El sindicalismo en el país es un actor social que ha atravesado diferentes etapas desde su aparición a fines del siglo XIX. En la actualidad, estamos en el fin de un ciclo sindical que se inicia a mediados de los 80s. Este ciclo de conflictos sociales supuso un conjunto de cambios para el sujeto sindical.
En la actualidad, tenemos una de las tasas de afiliación más bajas de nuestra historia. Alrededor del 5% de afiliación en el sector asalariado privado y cerca de 8% en asalariado público.
El sindicalismo peruano comprende de manera principal a la CGTP que reúne cerca al 80% de la afiliación sindical, mientras la CUT ha venido reduciendo su afiliación y actualmente debe estar en 15% dejando el 5% restante para la CATP y la CTP.
Las dos últimas décadas lejos de consolidar corrientes sindicales, lo que ha hecho es debilitar a todas por igual. Lo cual perjudica en mayor medida a las más pequeñas.
Mención aparte merece la crisis de descomposición que viene registrando la CUT. En dicha central se ha bloqueado todo intento de renovación, se ha debilitado la representación legítima con expulsiones de bases y liderazgos y finalmente, no cuenta con una dirección clara. En verdad, no cuenta con dirección.
Logros y avances del presente periodo
En el último periodo podemos señalar algunos avances en materia de crecimiento organizativo y fortalecimiento institucional.
En primer lugar, la CGTP ha crecido en su inserción en la estructura económica del país. Ahora tenemos una presencia marginal pero real, en los sectores de agroexportación, servicios, finanzas y comercio. Estos sectores, durante los años 90s y primera década del presente siglo no tenían ninguna representación sindical. Hay un trabajo organizativo que en el próximo periodo debe consolidarse.
Luego, aunque probablemente los laboralistas no estén muy de acuerdo, pero por aquí hay algunos avances. A fines de los 80s, la negociación colectiva enfrentaba serios problemas que se hicieron mayores con la reforma laboral de la dictadura fujimorista. En términos generales, los convenios colectivos se habían monetarizado, es decir, muchas cláusulas con beneficios no económicos fueron convertidas en cláusulas económicas. Asimismo, se reduce el número de convenios vigente y la cobertura del mismo.
Esta situación empieza a cambiar lentamente desde los últimos años. En algunos sectores se ha recuperado un conjunto de cláusulas no económicas relacionadas con condiciones de trabajo, organización de la producción o licencias sindicales.
Asimismo, se han registrado cláusulas de género y de juventud en un porcentaje aún reducido, de convenios colectivos.
En tercer lugar, los cambios en el modelo de organización de la producción han obligado al sindicalismo a adaptarse a nuevos escenarios. En los últimos años hemos visto formas más novedosas de organización sindical. Se han realizado campañas de afiliación con promotores sindicales, se ha incorporado la "afiliación directa" en algunas federaciones y la confederal. En el sector minero se han desarrollado acuerdos y convenios entre empresas contratistas, matriz y los trabajadores de ambas. Esto es un triunfo del poder gremial y del principio de realidad.
En cuarto lugar, se ha hecho importantes avances en la construcción de una propuesta mediática. Durante un tiempo se tuvo un enfoque erróneo basado en un sistema controlista, desconfiado y con una mirada conservadora y tradicional. Sin embargo, en los últimos tres años se ha renovado la presencia mediática de la CGTP, se ha definido un perfil y se ha articulado un discurso sindical con mayor claridad.
La CGTP mantiene una actividad constante en las redes sociales en donde en varias oportunidades ha sido un referente para virales y tendencias a nivel nacional.
Luego tenemos que mencionar la presencia más constante de mujeres y jóvenes. Los departamentos de juventud y mujer están funcionando a pesar de muchas dificultades, y logran ocupar un espacio importante en el debate sindical como en las calles.
Sin embargo, estos son los primeros avances en un largo proceso, pues el número de jóvenes y mujeres aún no es el suficiente. Tenemos que seguir consolidando la participación de más trabajadores jóvenes y trabajadoras.
El proceso de renovación es un elemento fundamental. Esto supone una articulación de la capacitación, con la organización, con los departamentos de mujer y juventud. La CGTP también ha hecho avances importantes en la condena explícita a toda forma de machismo. Aún falta desarrollar una línea en contra de la homofobia en el movimiento sindical.
Desde que asumió la dirección el c. Mario Huamán se han tomado decisiones importantes para ordenar el funcionamiento de la CGTP. Se resolvió el problema de los abogados que usufructuaban el local de la CGTP, así como la ausencia de normas de uso de los diferentes ambientes.
Se cerró el doble ingreso al local institucional que permitía la existencia de irregularidades en el acceso de las personas. Asimismo, se estableció el principio de “caja única” eliminando los cobros por fuera de la misma. Hay ahora una mayor conciencia acerca del cuidado de las instalaciones y de la importancia de los bienes comunes.
Principales problemas
Los problemas del sindicalismo peruano son muchos. Buena parte de los avances, suponen brechas por cerrar. Allí entonces, ya tenemos una lista inicial de áreas que nos falta desarrollar. Más jóvenes, más mujeres en los sindicatos. Más negociación colectiva (por rama), más licencias sindicales y más federaciones fuertes. Eso ya está claro.
De todos los problemas y dificultades queremos sin embargo, precisar algunos. En primer lugar, la debilidad institucional. Es decir, somos una institución que no siempre logra funcionar bajo normas claras y una jerarquía institucional. El sindicalismo mantiene una cultura caudillista que privilegia los liderazgos masculinos, limeños y blancos. El proceso para constituir nuevos liderazgos sectoriales debe ser considerado con urgencia. Esto significa que tenemos que fortalecer a las federaciones sectoriales. La propuesta de la CGTP de grandes federaciones de rama sigue siendo válida y pertinente.
De todos los problemas y dificultades queremos sin embargo, precisar algunos. En primer lugar, la debilidad institucional. Es decir, somos una institución que no siempre logra funcionar bajo normas claras y una jerarquía institucional. El sindicalismo mantiene una cultura caudillista que privilegia los liderazgos masculinos, limeños y blancos. El proceso para constituir nuevos liderazgos sectoriales debe ser considerado con urgencia. Esto significa que tenemos que fortalecer a las federaciones sectoriales. La propuesta de la CGTP de grandes federaciones de rama sigue siendo válida y pertinente.
Lo que predomina son los acuerdos establecidos a partir de una correlación de fuerzas. Esto responde a una exigencia de democracia en un contexto cambiante, pero también supone una débil cultura organizativa que se expresa en los problemas que tenemos para desarrollar una línea de trabajo cultural desde la CGTP, por ejemplo.
Un segundo e importante problema es la precariedad económica. El sindicalismo en el país se desarrolla con escasos recursos por diversas razones. Las remuneraciones son bajas, por lo que la cuota es baja, pero además, no tenemos un sistema de cotización centralizado, automático, bancarizado que permita un flujo regular de recursos. Los trabajadores cotizan al sindicato de empresa, pero de allí, ya no sube la cuota ni a las federaciones y menos a la Confederal.
Esto que podría resolverse con una norma que obligue a las empresas a distribuir la cuota en esas tres instancias -como ocurre en otros países- resolvería este problema sin mayor costo para empresarios o trabajadores.
Otro problema, es de la renovación. La actual generación de dirigentes sindicales que asumió funciones a fines de los años 80 está culminando su ciclo vital. Esto supone un proceso de recambio imprescindible. Lamentablemente, los problemas externos impiden contar con los cuadros sindicales necesarios para completar los puestos de dirección en las federaciones y en la propia Confederal.
Todas las federaciones enfrentan problemas de renovación. Si uno compara la edad promedio de los dirigentes de federaciones de hace 30 años con la actual, verá que hemos pasado de una media de 35 años a otra de 60. Es un problema serio.
Esta situación no se puede resolver con organizaciones “fantasma”, es decir, con sindicatos que no tienen afiliación real y sin capacidad de movilización. Hay una crisis de representación en el sindicalismo peruano que se expresa precisamente en el desfase entre los liderazgos sindicales nacionales y su escasa representación en la estructura laboral nacional.
Necesitamos dirigentes sindicales en las federaciones y en la confederal que tengan representatividad, es decir que pertenezcan a un sindicato realmente existente, con afiliados, pero también con capacidad de movilización. Y finalmente, con licencias sindicales. Pues de lo que se trata es de completar los cuadros directivos con personas que dispongan de experiencia, tiempo y respaldo social. Más claro aún: un dirigente sin respaldo no tiene autoridad para dirigir el movimiento sindical.
Continuará...
Esto que podría resolverse con una norma que obligue a las empresas a distribuir la cuota en esas tres instancias -como ocurre en otros países- resolvería este problema sin mayor costo para empresarios o trabajadores.
Otro problema, es de la renovación. La actual generación de dirigentes sindicales que asumió funciones a fines de los años 80 está culminando su ciclo vital. Esto supone un proceso de recambio imprescindible. Lamentablemente, los problemas externos impiden contar con los cuadros sindicales necesarios para completar los puestos de dirección en las federaciones y en la propia Confederal.
Todas las federaciones enfrentan problemas de renovación. Si uno compara la edad promedio de los dirigentes de federaciones de hace 30 años con la actual, verá que hemos pasado de una media de 35 años a otra de 60. Es un problema serio.
Esta situación no se puede resolver con organizaciones “fantasma”, es decir, con sindicatos que no tienen afiliación real y sin capacidad de movilización. Hay una crisis de representación en el sindicalismo peruano que se expresa precisamente en el desfase entre los liderazgos sindicales nacionales y su escasa representación en la estructura laboral nacional.
Necesitamos dirigentes sindicales en las federaciones y en la confederal que tengan representatividad, es decir que pertenezcan a un sindicato realmente existente, con afiliados, pero también con capacidad de movilización. Y finalmente, con licencias sindicales. Pues de lo que se trata es de completar los cuadros directivos con personas que dispongan de experiencia, tiempo y respaldo social. Más claro aún: un dirigente sin respaldo no tiene autoridad para dirigir el movimiento sindical.
Continuará...
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