La tragedia de Bangladesh no debe repetirse.
Hace unas semanas atrás más de mil trabajadores han muerto cuando los ocho pisos de un inmenso taller de confecciones colapso en Bangladesh. Esta desgracia ocurre a pesar que las autoridades habían alertado de las precarias condiciones del inmueble. Sin embargo, la empresa presurosa por cumplir los contratos de entrega de productos impidió a los trabajadores y trabajadoras abandonar las instalaciones.
Los trabajadores en Bangladesh carecen de organizaciones sindicales fuertes. El Estado, como podrán imaginar es débil. Las grandes corporaciones de las confecciones ejercen un enorme poder frente a las empresas locales subcontratadas que por cumplir fechas y pedidos sobreexplotan a los trabajadores. ¿Parece conocido? Claro, lo mismo ocurre en el Perú.
Bangladesh y Perú comparten el triste honor de mantener regímenes laborales de excepción con el objetivo de hacer "competitiva" su industria textil y de confecciones. En verdad, la competitividad se reduce a garantizar mano de obra barata. Y habiendo demanda, ¿porqué la mano de obra es barata? Simple. Porque el despido es rápido, sencillo y barato.
Cuando el despido es de fácil acceso, los trabajadores corren más riesgos a la hora de formar o afiliarse a un sindicato. Al no haber sindicatos, no hay negociación colectiva, es decir, los sueldos se mantienen bajos. La "gran ventaja" de Bangladesh y Perú es la mano de obra barata.
La ausencia de sindicatos permite que el empleo sea precario, es decir, sin derechos, sin seguridad, sin diálogo. En un mercado laboral con sindicatos fuertes hay menos accidentes, menos desgracias que lamentar.
Por esta razón, la muerte de más de mil trabajadores no puede ser una noticia que lamentar y nada más. Más que un accidente fortuito se trata de una clara negligencia donde la empresa tiene responsabilidad muy probablemente penal y donde el estado no ha cumplido su rol de fiscalización.
IndustriAll es la federación sindical que agrupa ahora a los trabajadores textiles y confecciones a nivel internacional, y ante este hecho ha motivado una serie de reuniones con las principales corporaciones del sector para que lo ocurrido no se repita. El resultado de dichas reuniones ha sido un Acta de Coompromiso que todos debemos leer. Es un documento muy bueno, pues señala objetivos, mecanismos y compromisos para todas las partes. Establece acuerdos por encima de la legislación local, introduce "Comités de Seguridad" con presencia de los sindicatos, garantiza además la libertad sindical y establece mecanismos para que lo puesto en papel sea realidad.
Un acuerdo así sería un enorme paso adelante en la industria de confecciones de nuestro país. No debemos esperar a que ocurra una desgracia para empezar a discutirlo.
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