Los empresarios y su voluntad de consensuar: el caso de los Indicadores de Trabajo Decente

En el 2009, el Consejo de Administración de la OIT acordó avanzar en la construcción de indicadores socio económicos -es decir, un grupo de estadísticas, como tasa de afiliación, promedio de sueldos, tasa de desempleo, entre otros- que más allá mde la denominación se midan de la misma manera en todos los países de la OIT para poder darle mayor solidez al concepto de “trabajo decente” y eventualmente poder “medir” los avances en “trabajo decente” de cada país. 

Es una buena iniciativa, pues hasta entonces, la idea de trabajo decente era simplemente eso, una idea. Para implementar esto, se eligieron a nueve países del mundo a manera de “piloto”. Uno de esos países fue Perú. 

El tema de los indicadores, tiene dos partes. Una primera, es la parte técnica, es decir, identificar qué indicadores son los más pertinentes, adecuados, plausibles para “medir” el trabajo decente. Había que investigar que indicadores ya se miden en cada país, y si las metodologías y denominaciones son similares, si las estadísticas son públicas o privadas. Esa es la parte técnica.

Luego viene la parte “política”. Es decir, hay que “consensuar” de manera tripartita -gobierno, empresarios y sindicatos-, los indicadores que se van a utilizar. Esto es necesario, pues, la idea de la OIT era disponer de una herramienta técnica pero que tenga una amplia legitimidad política.  

En el 2010 se realizó una primera reunión tripartita en el Perú. En este primer taller del 2010, se revisó los indicadores que existían, sobre un universo de 64 que los estadísticos de la OIT habían señalado como pertinentes. De esos 64, cada país podía consensuar los que le parecían pertinentes. Ya sean todos o unos cuantos.

En el taller de Perú, se descubre que en general, el INEI dispone de un sistema bastante adecuado para medir los indicadores que requerimos. La Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) es una herramienta muy sólida y seria. Muchos de los indicadores planteados por la OIT ya se miden en el Perú y sus resultados son públicos. Algunos indicadores no se miden pero a juicio de los expertos del INEI es factible implementar su medición en las encuestas que se tienen y especialmente en la ENAHO. Entonces, en ese taller quedó claro que los problemas no venían por el lado técnico.

Los empresarios en el taller trataron que no se llegara a ningún acuerdo o consenso. En primer lugar, pidieron que no se construya un “Indice de Trabajo Decente” que pudiera luego hacer un ranking de países, así como tenemos el Indice de Desarrollo Humano del PNUD.  Esta negativa era una línea de TODOS los empresarios en el mundo y por eso, el Consejo de Administración de la OIT en Ginebra tuvo que aceptar que los indicadores de Trabajo Decente no iban a construir un Índice (un índice es un valor agregado de indicadores), lo cual ya era un golpe a la idea original de la OIT.

En el Taller del 2010, la posición de la CGTP trato de insistir en lo del Indice pero la posición de los empresarios fue inflexible.

Luego, la posición de los empresarios fue la de reducir y minimizar el número de indicadores que debían de considerarse. Limitar su desagregación y el ámbito de los mismos. Pero aún así se logró consensuar con mucho esfuerzo 14 indicadores de un total de 64. Y se identificó otros 16 que podrían incluirse pero los empresarios no los aceptaban aún. La posición de la CGTP fue de incorporar a los 16 también.

Asimismo, se acordó que en futuras reuniones se seguiría discutiendo los 16 indicadores que faltaban consensuar. El encargo de la OIT además era que de manera tripartita se elabore un Informe Pais. Durante el resto del año no se logró ningún avance.

En el 2011, se realizó en Ginebra una reunión sobre los avances de este tema, de parte de la CGTP participó Juan José Gorritti. En dicha reunión los 9 paises de la experiencia piloto informaron los avances realizados. El Perú no había logrado hacer un Informe País y solamente había consensuado los 14 indicadores pero no tenían ningún seguimiento ni sistematización. De los 9 países, somos probablemente el que menos avances tiene en el tema, menos incluso que los dos países africanos de la muestra.

Las razones para esta situación, cuando se analizaron, no radican en la parte técnica, sino en las dificultades para establecer acuerdos políticos. En realidad, la dificultad más grande ha sido la política empresarial contraria a este esfuerzo por medir el Trabajo Decente.

Por esta razón, la OIT acordó apoyar al Perú para que en el 2012 se realice otra reunión sobre este tema.

El Taller de este año (2012)

Uno de los objetivos en el taller era revisar los indicadores ya consensuados, para desagregarlos y avanzar en la discusión y consenso de los 16 que faltaban. Así como ponernos de acuerdo sobre un futuro informe país.

Como dato, Brasil, que también es un país de los 9 seleccionados ya ha elaborado a la fecha dos Informes Pais. Los empresarios y sindicatos de Brasil han consensuado un número amplio de indicadores y el nivel de desagregación llega a región.

Muy al inicio del Taller, luego de los saludos protocolares, y cuando se empezaba a trabajar en la revisión de los indicadores, el representante de los empresarios pidió la palabra y señaló que “si se pretende consensuar aquí algo, pues no va a ser posible, pues él no había venido para consensuar nada”. Señaló además que no habían venido los técnicos de la CONFIEP. Los funcionarios de la OIT no podían disimular su malestar, más aún porque en las comunicaciones se señalaba claramente los objetivos del Taller y el requerimiento que asistan tanto representantes políticos como asesores técnicos.

En todo caso, la declaración del representante de los empresarios sirve para entender la estrategia empresarial en el presente periodo. Más claramente, están tratando de desandar todo lo avanzado en este tema. No desean que el país disponga de una herramienta que le permita medir los avances y retrocesos en materia de Trabajo Decente. El argumento que presentan es que dicha herramienta podría utilizarse por los países del norte para obstaculizar los procesos de apertura comercial. Le resta competitividad al país, arguyen. Es decir, para mantener las cosas como están hay que obviar lo mal que estamos. 

En este propósito -si bien la nueva Viceministra ha señalado su intención de continuar el tema de los indicadores-, no vemos por parte del Ministro de Trabajo ni del gobierno en su conjunto, un real interés en este tema.


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