Jóvenes universitarios apoyan a los sindicatos
Había una vez.... así empiezan la mayoría de cuentos. Este no es un cuento. Es el recuerdo de historias reales pero que vistas ahora podrían parecer un cuento. Bueno pues, empecemos... Había una vez un tiempo cuando los estudiantes y los trabajadores no eran extraños. Por el contrario habían muchos espacios de encuentro y acción colectiva. Era una relación de larga data que llega en los años 70s a su punto más alto. Los estudiantes llevan discursos, rollos, ideas y sueños. También dan apoyo concreto. Hacen bonos de solidaridad, montan guarderías durante las huelgas, recolectan frutas y verduras para la olla común. Dan clases de redacción para hacer mejores volantes. Los trabajadores comparten sus problemas, sus rabias, sus esperanzas. Van a las reuniones que los jóvenes los invitan, se apuntan en sus partidos, asisten a sus mitines. Hubo una época que los jóvenes rondaban las salidas de las fábricas, volanteaban en las marchas y ordenaban las sillas antes de una asamblea. A veces