¿Por que los trabajadores no votan por los trabajadores?

Luego de las elecciones, es necesario hacer un análisis calmado y tratar de sacar las lecciones del caso. Ciertamente, en los predios de la izquierda hay un entusioasmo y alegría que inunda los corazones y mentes de muchos compañeros y compañeras. Todo esto me aprece bien, salvo porque dicha alegría a veces no deja espacio analizar con mayor calma.

Ya este modesto servidor se ha ganado algunas animadversiones por expresar desde aquí su pesimista opinión. Y si bien, esto no pasa más allá de perder algún saludo de algún compañero sensible, para no incomodar la alegría ni reventarle los globitos a algún entusiasta vamos a hacer el análisis lo más objetivo posible. 




Como movimiento sindical sería bueno hacer un intento por entender los resultados electorales de los candidatos del movimiento sindical. Como sabemos, dos candidatos al congreso en la lista de Gana Perú recibieron el respaldo de la CGTP a través de un acuerdo de Asamblea Nacional de Delegados.  

En estos momentos, al 99.7% de actas contabilizadas en Lima metropolitana, la compañera candidata ha recibido 12,038 votos preferenciales mientras, el compañero candidato registra 6,379 votos preferenciales. 

No vamos a negar que más de diez mil votos, resulta un respaldo importante, más aún considerando las limitaciones de una campaña con escasos recursos, sin acceso a los medios de prensa masivos, contra el tiempo. Hay un merito importante en el compromiso asumido por los dirigentes sindicales en circunstancias adversas. No está en discusión ni su entrega ni su compromiso.  

Lo que se trata es de analizar, desde un punto de vista sociológico, ¿los trabajadores votan como trabajadores, es decir, en tanto asalariados o determinan su voto en función de otras identidades y razones? Ya otros analistas han venido discutiendo el carácter de clase del voto por Gana Perú y las principales evidencias parecen demostrar que efectivamente, los sectores más pobres han orientado su voto por Gana Perú en primer  lugar y en menor medida por el fujimorismo.

La pregunta, es más precisa entonces y alude al nivel de identificación de la condición de clase, con la representación política de dicha clase. 

Veamos un cuadro:


Tomado de "Dinámica ocupacional en Lima y callao 2010". Mintra, Lima, 2010 

Aquí tenemos a los asalariados de Lima y Callao. En el 2008 eran alrededor de dos y medio millones de trabajadores asalariados. En el sector privado estaban dos millones doscientos mil y en el sector público trescientos mil trabajadores. De entonces a la fecha, podemos concordar que las cifras no se han movido sustancialmente.  

Estos dos millones y medio de trabajadores son el primer círculo de referencia para una candidatura que busque representar los intereses de los trabajadores asalariados en la capital del país. Si hacemos la operación para ver el porcentaje de respaldo obtenido la cifra es 0,48% en el caso de la compañera y 0,25% en el caso del compañero. 

Son resultados bastante modestos y no hay manera de esquivar la pregunta: ¿porqué razón estos resultados?

Hay una serie de razones ampliamente discutidas y muchas de ellas sensatas y válidas. Una campaña electoral en una democracia competitiva requiere de presupuestos económicos completamente ajenos a las candidaturas de los trabajadores. Es uno de los filtros institucionales de la democracia burguesa para precisamente, impedir el acceso de quienes presentan discursos alternativos y contestatarios. 

El acceso a los medios de difusión masivos ha estado seriamente limitado. Como vemos ahora mismo, la televisión y la mayor parte de la prensa escrita han tomado partido contra Gana Perú y sus candidatos. Si buena parte de los trabajadores no sabía de las candidaturas, difícilmente iban a votar por ellas. 

En fin, hay muchas razones, pero también es necesario indagar en cuestiones de fondo, más allá de las carencias materiales habituales. ¿Porque razón los trabajadores no votan en tanto y como trabajadores? 

No se trata entonces de explicar las razones del fracaso de una campaña electoral en si, sino de entender cómo los trabajadores asalariados perciben al movimiento sindical, cómo lo entienden, que función le adscriben y que importancia tiene el sindicalismo al momento que los trabajadores toman decisiones de orden político. 

Algunas pistas de explicación

a.- Presencia intermitente
El sindicalismo tiene en el imaginario de la gente una presencia "intermitente". es decir, no es un actor constante sino depende de las coyunturas políticas, de los conflictos sociales. Más que un movimiento, es un conjunto de "explosiones". Somos percibidos como una respuesta -a veces eficaz- a problemas que vienen desde el gobierno o desde los empresarios. 

Si hay una ola de despidos, si hay un accidente de trabajo, si se discute un aumento del salario mínimo,  si los trabajadores hacen una marcha o un plantón, entonces aparece el actor sindical. Luego, de resuelto el tema, el actor sindical se desvanece. Esta intervención puntual, es construida por los medios de prensa que determinan cuando dar espacio y tiempo para que el actor sindical diga lo que tenga que decir. 

La ausencia de una real y adecuada "prensa sindical" nos hace dependientes de las agendas de los medios de prensa. Con un universo de dos millones y medio de asalariados en Lima y Callao, cualquier publicación con un tiraje por debajo de los 20 mil ejemplares, es solamente anecdótica. 

b.-Sindicalismo que reclama
La presencia intermitente además es percibida por los trabajadores como funcional, reactiva, es decir, ligada siempre a un reclamo concreto, a una demanda urgente. para los trabajadores, el sindicalismo es básicamente un reclamo. de esta manera, su capacidad propositiva, es decir, de hacer propuestas, de hablkar de otros temas en plan afirmativo, es menos reconocida. 

No estoy diciendo que no exista. Me consta, por el trabajo que desempeño como por los colegas que conozco, que el sindicalismo y especialmente la CGTP en la última década ha dado un salto cualitativo muy importante en su capacidad de elaborar propuestas e iniciativas legales y de carácter público. 

Ha sido el sindicalismo uno de los actores más interesados en defender el derecho de los peruanos al gas de Camisea. Lamentablemente, estas iniciativas y propuestas no llegan a conocimiento de los millones de trabajadores precisamente por la ausencia de una política de comunicaciones realmente pensada.

c.- Sindicalismo en la escena política
De esta manera, la presencia del actor sindical se registra principalmente en la escena política, enfrentando al gobierno en sus diferentes desatinos. Somos un sindicalismo con una presencia mayor en la política y menor en el ámbito social. A diferencia de los sindicalismos europeos, que han construido una presencia en la sociedad más firme y extensa. 

El sindicalismo peruano es más "militante", es decir, esta compuesto mayormente por activistas y dirigentes con un sentido del compromiso muy fuerte. Esta situación se explica por las continuas acciones  de empresarios y gobierno en contra de la presencia del sindicato en la escena social. Esta "militancia sindical" por un lado, nos permite una acción más contestataria y beligerante, pero a la vez, nos aísla de los sectores laborales jóvenes menos politizados y más indiferentes. 

La crisis de las organizaciones partidarias de izquierda, ha hecho también que el sindicato asuma una agenda más política y menos social. 
   
d.- El sindicalismo que te muestra la televisión
El tono más político del actor sindical, lo asimila a la escena política, lo hace participe de las tensiones y diferencias de los grupos de poder. Así, resulta más sencillo para los empresarios hablar de la "CGTP comunista" y descalificarla por eso. La televisión presenta los conflictos laborales como actos de violencia, y los reclamos son minimizados o tergiversados en función de los intereses de patrones y empresarios.  

Los medios de prensa son los responsables de construir esta imagen parcializada de los sindicatos. Así los trabajadores conocen al actor sindical a través de lo que los grandes medios de prensa dicen del mismo. es una visión sesgada, maniquea, interesada. Se trata del empresariado hablando mal del sindicato a los trabajadores. 

Ahora bien, estos elementos pueden explicar en parte, la distancia entre los trabajadores asalariados y el actor sindical. las acciones convocadas por la CGTP reciben un respaldo masivo. las últimas marchas y movilizaciones han contado con decenas de miles de trabajadores y trabajadoras. Lo que señalamos entonces, es que el actor sindical es visto como eficaz, en las tareas que viene desempeñando. Es decir, en la protesta organizada frente a abusos puntuales. Una suerte de representación social. La representación política, es otra cosa.  

La lista congresal de Gana Perú ha recibido en total poco más de 700 mil votos en Lima y 85 mil votos en Callao. podríamos aventurar una hipótesis en el sentido que muchos trabajadores no han optado por los candidatos vinculados al sindicalismo, pero sí por candidatos de izquierda. 

De ser así las cosas, valdría preguntarse ¿que identidades y criterios utilizan los dos y medio millones de asalariados en Lima y Callao para establecer sus preferencias en representación política? Imagino que las posibles respuestas podrían ayudarnos a construir una acción política y sindical más eficaz. 





























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