Sindicato de INDECO: historia sindical contemporánea
La historia del sindicalismo sigue sin ser contada. Hay algunos estudios y comentarios pero no hay aún un esfuerzo serio por ordenar, investigar y completar los principales hechos, procesos y actores del mundo sindical en el Perú.
Uno de los periodos que menos se ha estudiado es el que va desde los años 80s hasta el fin de la década pasada. Los últimos 30 años. Ciertamente, este lapso puede ser abordado desde la historia social como desde la sociología y si bien hay estudios parciales, algunos muy importantes, no tenemos una sistematización integral. No es tarea individual tampoco, ojala algún colectivo asuma esta labor.
Algunas historias locales tienen la fuerza para convertirse en los símbolos de un periodo. Algo así pasa con la empresa INDECO y su sindicato. Hace algunos años, allá por 1995, cuando era joven y delgado, uno de los primeros trabajos en que participé fue un estudio para PLADES sobre reestructuración empresarial y sindicalismo en dicha década. El trabajo consistía básicamente en revisar algunas estadísticas y en hacer entrevistas a dirigentes sindicales y gerentes de las mismas empresas sobre los cambios en la producción y cómo afectaban las relaciones laborales. Ahora que lo pienso, la idea realmente era buena y hasta donde sé no se ha hecho algo parecido desde entonces.
Obviamente la parte más difícil fue la de entrevistar a los gerentes. Muy pocos querían colaborar, menos aún por que PLADES, si bien no era tan conocida en aquella época (ni siquiera tenía página web), estaba plenamente identificada con los sindicatos.
Una de las empresas entrevistadas era INDECO. Allí tuvimos la suerte de poder hablar con los dirigentes sindicales y con uno de los gerentes.
¿Qué pasaba en INDECO allá por mediados de los 90s? La reforma desreguladora de Fujimori ya se había registrado. La estabilidad laboral que había sido el principal sostén del sindicalismo de empresa, estaba prácticamente destruido. Bajo la modalidad de las "cooperativas de trabajadores" se había fragmentado la fuerza laboral. por un lado, los más antiguos agrupados en un sindicato, por otro, los jóvenes en contratos precarios, con menores sueldos y mayores jornadas.
La respuesta sindical a este apocalipsis fue mayormente una defensa cerrada de los propios. En el sindicato, los trabajadores con mayores posibilidades de encontrar una salida individual fueron los primeros en tomarla.
¿Porqué razón los sindicatos no lograron articular una respuesta unitaria? La derrota del movimiento sindical en los 90s fue rápida y violenta. No debemos olvidar que el 18 de diciembre de 1992 fue asesinado Pedro Huilca, secretario general de la CGTP. Tampoco fue el único, pues en 1989 también fueron asesinados o desaparecidos líderes como Saúl Cantoral, Javier Alarcón, Hilario Ayuque, entre muchos otros.
La reforma laboral fujimorista fue hecha precisamente para desarticular a los sindicatos desde muchos frentes. Las negociaciones colectivas fueron prácticamente anuladas y todo lo acumulado en los 70s y 80s volvía a fojas cero. El Ministerio de Trabajo perdía competencias para resolver conflictos y empezaba un lento proceso para mediocratizarlo. La incorporación de trabajadores jóvenes como mano de obra barata dividió a muchos sindicatos.
La derrota sindical se explica también por los estragos ocasinados por el descalabro económico aprista entre 1985 y 1990. La hiperinflación redujo el poder adquisitivo de los trabajadores, debilitó seriamente a las clases medias urbanas. La violencia política inmovilizó la protesta democrática y laboral.
En el caso de INDECO por ejemplo, la organización sindical radicalizó su discurso mientras se reducía el número de afiliados. Como una suerte de estrella que colapsa, se volvió más densa conforme se hacía más pequeña.
Una de las consecuencias más sencillas en este proceso era encontrar un responsable o "chivo expiatorio". Así los jóvenes eran vistos con desdén y encono pasivo agresivo. Los jóvenes por haber "aceptado" trabajar en menores condiciones que los estables eran vistos como "traidores". Los mayores decidían no entrenarlos, no enseñarles nada e ignorarlos. El sindicato decide no ver los problemas del otro y limitarse a la defensa corporativa de los afiliados.
Cada vez que el sindicalismo se ha vuelto "corporativo" ha terminado en un fracaso.
Por el lado de los empresarios, cada vez eran mas conscientes que la tortilla se había vuelto y que empezaban a construir un modelo de relaciones laborales que cerraba definitivamente el ciclo abierto con el velasquismo.
Cada uno de los aspectos permisivos de la legislación de la dictadura fujimorista era hábilmente aprovechado por los empresarios. Para ellos se trataba de tomarse la revancha bajo la etiqueta de "modernizar" las relaciones laborales. El objetivo de los empresarios con la flexibilidad laboral no era mejorar la productividad, ser más competitivos o abrir nuevos mercados; se trataba en primer lugar de destruir al sindicato. Algunos empresarios podían decirlo abiertamente otros trataban de guardar la compostura.
En esa época andaba muy entusiasmado con Hirschman y su texto "Salida, voz y lealtad". De manera que recuerdo haberlo empleado para entender lo que pasaba en las relaciones laborales de los 90s. Para un sector importante de trabajadores sindicalizados, capacitados, con antigüedad y algunos ahorros, la "salida" es decir, la renuncia era la alternativa más adecuada. Los jóvenes por su descventajosa y precaria inserción laboral sólo disponían de la "lealtad" es decir asumir una obediencia institucional para evitar ser despedidos. Así, los sindicalizados con menores ventajas optaron por la oposición ("voz").
En el caso de INDECO significó que un sindicato casi mayoritario y con una considerable legitimidad interna se convierta en pocos años en un pequeño grupo aislado y carente de una estrategia que le permita subsistir. Efectivamente, un tiempo después, el sindicato de INDECO desapareció.
La radicalidad de sus posiciones, el rechazo a cualquier compromiso, la desconfianza frente a los jóvenes temporales, todo contribuyó a la desaparición del primer sindicato de INDECO.
El colapso de los radicalismos no fue el único escenario en la derrota del sindicalismo en los 90s. Otros sindicatos asumieron el discurso modernizador de algunos empresarios, por ejemplo recuerdo a los dirigentes de una empresa textil que entusiasmados por el discurso de la "calidad total" asumieron un modelo de participación alterno al sindicato, basado en la productividad, poniendo en paréntesis la lucha de clases y llamando a la colaboración con la patronal. El "enemigo" es la competencia decían.
Pero una cosa son los deseos de los trabajadores, las mentiras de la patronal y otra es la lucha de clases. Cuando la empresa empezó a sufrir pérdidas económicas hizo lo mismo que cualquier empresa. se olvido de sus "socios trabajadores", del "compromiso productivo", de la "implicación responsable" y procedió a despedir a los trabajadores, empezando por los más antiguos y a poner nuevos empleos con menores ingresos.
¿Pudo haber sido de otra forma? ¿Pudo haber tenido otro resultado esta historia? Ahora es fácil señalar alguna alternativa ocurrente, pero en aquella época las cosas no parecían tan sencillas. Sinceramente, no sé si los resultados podrían haber sido diferentes. Tengo claro, eso si, las diferentes lecciones que debemos aprender en este proceso.
Junta directiva del nuevo Sindicato de Trabajadores de INDECO con Moisés Vega y Efrain Yepes, dirigentes de la CGTP y este servidor. En la oficina de organización, al pie de la foto de Pedro Huilca.
Uno de los periodos que menos se ha estudiado es el que va desde los años 80s hasta el fin de la década pasada. Los últimos 30 años. Ciertamente, este lapso puede ser abordado desde la historia social como desde la sociología y si bien hay estudios parciales, algunos muy importantes, no tenemos una sistematización integral. No es tarea individual tampoco, ojala algún colectivo asuma esta labor.
Algunas historias locales tienen la fuerza para convertirse en los símbolos de un periodo. Algo así pasa con la empresa INDECO y su sindicato. Hace algunos años, allá por 1995, cuando era joven y delgado, uno de los primeros trabajos en que participé fue un estudio para PLADES sobre reestructuración empresarial y sindicalismo en dicha década. El trabajo consistía básicamente en revisar algunas estadísticas y en hacer entrevistas a dirigentes sindicales y gerentes de las mismas empresas sobre los cambios en la producción y cómo afectaban las relaciones laborales. Ahora que lo pienso, la idea realmente era buena y hasta donde sé no se ha hecho algo parecido desde entonces.
Obviamente la parte más difícil fue la de entrevistar a los gerentes. Muy pocos querían colaborar, menos aún por que PLADES, si bien no era tan conocida en aquella época (ni siquiera tenía página web), estaba plenamente identificada con los sindicatos.
Una de las empresas entrevistadas era INDECO. Allí tuvimos la suerte de poder hablar con los dirigentes sindicales y con uno de los gerentes.
¿Qué pasaba en INDECO allá por mediados de los 90s? La reforma desreguladora de Fujimori ya se había registrado. La estabilidad laboral que había sido el principal sostén del sindicalismo de empresa, estaba prácticamente destruido. Bajo la modalidad de las "cooperativas de trabajadores" se había fragmentado la fuerza laboral. por un lado, los más antiguos agrupados en un sindicato, por otro, los jóvenes en contratos precarios, con menores sueldos y mayores jornadas.
La respuesta sindical a este apocalipsis fue mayormente una defensa cerrada de los propios. En el sindicato, los trabajadores con mayores posibilidades de encontrar una salida individual fueron los primeros en tomarla.
¿Porqué razón los sindicatos no lograron articular una respuesta unitaria? La derrota del movimiento sindical en los 90s fue rápida y violenta. No debemos olvidar que el 18 de diciembre de 1992 fue asesinado Pedro Huilca, secretario general de la CGTP. Tampoco fue el único, pues en 1989 también fueron asesinados o desaparecidos líderes como Saúl Cantoral, Javier Alarcón, Hilario Ayuque, entre muchos otros.
La reforma laboral fujimorista fue hecha precisamente para desarticular a los sindicatos desde muchos frentes. Las negociaciones colectivas fueron prácticamente anuladas y todo lo acumulado en los 70s y 80s volvía a fojas cero. El Ministerio de Trabajo perdía competencias para resolver conflictos y empezaba un lento proceso para mediocratizarlo. La incorporación de trabajadores jóvenes como mano de obra barata dividió a muchos sindicatos.
La derrota sindical se explica también por los estragos ocasinados por el descalabro económico aprista entre 1985 y 1990. La hiperinflación redujo el poder adquisitivo de los trabajadores, debilitó seriamente a las clases medias urbanas. La violencia política inmovilizó la protesta democrática y laboral.
En el caso de INDECO por ejemplo, la organización sindical radicalizó su discurso mientras se reducía el número de afiliados. Como una suerte de estrella que colapsa, se volvió más densa conforme se hacía más pequeña.
Una de las consecuencias más sencillas en este proceso era encontrar un responsable o "chivo expiatorio". Así los jóvenes eran vistos con desdén y encono pasivo agresivo. Los jóvenes por haber "aceptado" trabajar en menores condiciones que los estables eran vistos como "traidores". Los mayores decidían no entrenarlos, no enseñarles nada e ignorarlos. El sindicato decide no ver los problemas del otro y limitarse a la defensa corporativa de los afiliados.
Cada vez que el sindicalismo se ha vuelto "corporativo" ha terminado en un fracaso.
Por el lado de los empresarios, cada vez eran mas conscientes que la tortilla se había vuelto y que empezaban a construir un modelo de relaciones laborales que cerraba definitivamente el ciclo abierto con el velasquismo.
Cada uno de los aspectos permisivos de la legislación de la dictadura fujimorista era hábilmente aprovechado por los empresarios. Para ellos se trataba de tomarse la revancha bajo la etiqueta de "modernizar" las relaciones laborales. El objetivo de los empresarios con la flexibilidad laboral no era mejorar la productividad, ser más competitivos o abrir nuevos mercados; se trataba en primer lugar de destruir al sindicato. Algunos empresarios podían decirlo abiertamente otros trataban de guardar la compostura.
En esa época andaba muy entusiasmado con Hirschman y su texto "Salida, voz y lealtad". De manera que recuerdo haberlo empleado para entender lo que pasaba en las relaciones laborales de los 90s. Para un sector importante de trabajadores sindicalizados, capacitados, con antigüedad y algunos ahorros, la "salida" es decir, la renuncia era la alternativa más adecuada. Los jóvenes por su descventajosa y precaria inserción laboral sólo disponían de la "lealtad" es decir asumir una obediencia institucional para evitar ser despedidos. Así, los sindicalizados con menores ventajas optaron por la oposición ("voz").
En el caso de INDECO significó que un sindicato casi mayoritario y con una considerable legitimidad interna se convierta en pocos años en un pequeño grupo aislado y carente de una estrategia que le permita subsistir. Efectivamente, un tiempo después, el sindicato de INDECO desapareció.
La radicalidad de sus posiciones, el rechazo a cualquier compromiso, la desconfianza frente a los jóvenes temporales, todo contribuyó a la desaparición del primer sindicato de INDECO.
El colapso de los radicalismos no fue el único escenario en la derrota del sindicalismo en los 90s. Otros sindicatos asumieron el discurso modernizador de algunos empresarios, por ejemplo recuerdo a los dirigentes de una empresa textil que entusiasmados por el discurso de la "calidad total" asumieron un modelo de participación alterno al sindicato, basado en la productividad, poniendo en paréntesis la lucha de clases y llamando a la colaboración con la patronal. El "enemigo" es la competencia decían.
Pero una cosa son los deseos de los trabajadores, las mentiras de la patronal y otra es la lucha de clases. Cuando la empresa empezó a sufrir pérdidas económicas hizo lo mismo que cualquier empresa. se olvido de sus "socios trabajadores", del "compromiso productivo", de la "implicación responsable" y procedió a despedir a los trabajadores, empezando por los más antiguos y a poner nuevos empleos con menores ingresos.
¿Pudo haber sido de otra forma? ¿Pudo haber tenido otro resultado esta historia? Ahora es fácil señalar alguna alternativa ocurrente, pero en aquella época las cosas no parecían tan sencillas. Sinceramente, no sé si los resultados podrían haber sido diferentes. Tengo claro, eso si, las diferentes lecciones que debemos aprender en este proceso.
- El sindicato no representa solamente a los afiliados, representa a todos los trabajadores sin importar edad, régimen laboral, género, condición social, etc.
- El sindicato no es autosuficiente, necesita aliados tanto dentro de la clase trabajadora como en el resto de la sociedad.
- El sindicato es una herramienta de negociación, por lo tanto, debe estar siempre dispuesta a negociar, es decir, a llegar a acuerdos.
- Estar dispuestos a negociar no significa olvidar que la patronal es la patronal. La lucha de clases no termina, sólo hay treguas.
- La lógica de partido es diferente a la lógica sindical. La autonomía sindical es la que define qué debemos hacer.
- Nadie es indispensable en un sindicato. Los caudillos sindicales pueden ser eficaces en el corto plazo pero a la larga traen más problemas.
- La ley es solamente un momento en la correlación de fuerzas.
- La realidad social cambia las leyes y no al revés.
- Decir NO muchas veces es necesario, pero pocas es suficiente.
- Es mejor una asamblea llena de gente que critica a los dirigentes, que una asamblea con poca gente que los sigue ciegamente.
Pero, bueno, todo este dejá vu, es solamente para darle un contexto a la afiliación a la CGTP del nuevo sindicato de trabajadores de INDECO. Luego de demasiados años sin organización sindical, los trabajadores han logrado no sólo formar un nuevo sindicato, sino afiliarlo a la CGTP, a pesar de la posición explícitamente contraria de la patronal, que como es habitual ha ido de promesas hasta amenazas para impedir que se unan a loa central formada por Mariátegui.
Pero, la vida no pasa en vano, incluso de las batallas perdidas podemos aprender. Y así los trabajadores de INDECO han sabido estar a la altura de las circunstancias y se han unido a la CGTP. El sindicato es digno heredero de la mejor tradición clasista, pues ya tiene menos de dos años y ha logrado sacar adelante una huelga victoriosa. Estoy seguro que en esta segunda oportunidad, las cosas serán mejores.
Junta directiva del nuevo Sindicato de Trabajadores de INDECO con Moisés Vega y Efrain Yepes, dirigentes de la CGTP y este servidor. En la oficina de organización, al pie de la foto de Pedro Huilca.
Felicitaciones por la nota siempre , el sindicato Indeco vuelve a reapareer cual fenix , igual que la los trabajdores concientes en defensa de sus derechos , ! viva nuestra central de trabajadores peruanos " " viva la CGTP"
ResponderEliminarEl sindicato fue fundado con la participacion activa y firme de los dirigentes de la FETIMP (participo Vicente Esquivel Riega y Julian Esquia Alcazar )y su asesor legal el Dr. Miguel Angel Cuti Barco, tal como pueden comprobar en la propia pagina webb (o blogg) del sindicato.
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