Situación de la Minería y del sindicalismo minero
Dos accidentes mortales en una semana en el sector minero. Uno en Casapalca y otro en Raura Ocho trabajadores muertos. La situación, no es ninguna casualidad. Es la expresión de un proceso que viene desde hace tiempo. Para nadie debe quedar en duda, que la tercerización por un lado, y los despidos arbitrarios por otro, son las causas finales de la pérdida de vidas humanas.
La situación en la minería no es tan crítica como pintan los empresarios. En este artículo se señala que a pesar de la situación económica, el sector minero sigue siendo rentable. Sin embargo, a pesar de esto, la situación de los trabajadores mineros es precaria. Mediante el régimen laboral de tercerización y/o intermediación, la situación del trabajador minero ha regresado a la de principios del siglo pasado. Este informe redactado por un dirigente sindical de Raura es bastante claro.
Ministro Villasante: muchas promesas, nulos resultados.
Foto tomada de aquí
Además, bajo la premisa de la crisis económica, la recesión y afines, las empresas vienen despidiendo trabajadores o para decirlo con la jerga usual: se trata de contratos que no se renuevan.
Así, una empresa puede disponer de un trabajador durante años, algunos hasta décadas, para luego, en cualquier momento despedirlo sin mayor trámite. Es decir, esperar que termine su contrato (de tres meses o incluso mensual) y no renovarlo. Ocurre en los textiles, agroindustria y en la minería.
El trabajo en minería es de alto riesgo. Implica maquinaria pesada, trabajo en altura, manejo de explosivos, exposición a contaminantes. Se realiza en jornadas atípicas, que es un eufemismo para hablar de doce o catorce horas seguidas, durante diez o quince días. Las empresas contratistas, para ahorrar costos, evaden las regulaciones de seguridad. No se trata tanto de un problema de normas, pues las hay y son aceptables. Se trata de empresarios que ponen en riesgo la vida de los trabajadores y del Estado que es incapaz de fiscalizar más allá de sus narices.
Así, por ejemplo en el caso de Casapalca, se contrata a una empresa (tercerizadora) llamada Geminis SAC, la cual hasta este momento no ha acreditado cumplir con los requisitos requeridos por ley para garantizar la seguridad de los trabajadores. Para ahorrar costos, las empresas tercerizadoras rebajan los niveles de seguridad. para ahorrar costos, se despide a trabajadores con experiencia y la alta rotación laboral impide adquirir experiencia a los más jóvenes.
La empresa Casapalca, alega claro que el accidente ha sido una casualidad geológica. El ministro Villasante, como siempre, empieza prometiendo inspecciones, investigaciones, sanciones y reuniones. Al final, sabemos que todo eso son sólo palabras. Villasante nos tiene acostumbrado a declaraciones altisonantes que conforme pasen los días se iran atemperando. En toda su gestión no ha logrado prevenir ningún conflicto o tragedia. por el contrario, los trámites administrativos ahora son más lentos que en época de Pasco Cosmópolis y el sesgo aprista se percibe con mayor claridad. ¿No deberíamos ir pidiendo un cambio ministerial?
La Federación, a través de su secretario general, Lucho Castillo ha respondido inmediatamente señalando los verdaderos responsables de los accidentes ocurridos. Estos hechos no pueden verse como casos aislados. Al parecer, la huelga minera se viene con fuerza. Esta nueva situación, puede permitirle al sector sindical minero, una nueva correlación de fuerzas. Para esto, es imprescindible la mayor unidad, tanto entre trabajadores en planilla como contratados; así como entre trabajadores de gran minería con los de mediana y pequeña. Las diferencias y distancias de años anteriores deben disiparse en esta coyuntura. La organización sindical de los contratados sigue siendo un punto central en agenda, y la aspiración al pliego nacional minero también.
Como se puede leer en el post anterior, la Federación Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Siderúrgicos del Perú construye una estrategia de lucha en este difícil contexto junto con la CGTP. La defensa del ingreso y el trabajo digno ahora implica también la defensa de la vida de los trabajadores mineros.
La situación en la minería no es tan crítica como pintan los empresarios. En este artículo se señala que a pesar de la situación económica, el sector minero sigue siendo rentable. Sin embargo, a pesar de esto, la situación de los trabajadores mineros es precaria. Mediante el régimen laboral de tercerización y/o intermediación, la situación del trabajador minero ha regresado a la de principios del siglo pasado. Este informe redactado por un dirigente sindical de Raura es bastante claro.
Ministro Villasante: muchas promesas, nulos resultados.
Foto tomada de aquí
Además, bajo la premisa de la crisis económica, la recesión y afines, las empresas vienen despidiendo trabajadores o para decirlo con la jerga usual: se trata de contratos que no se renuevan.
Así, una empresa puede disponer de un trabajador durante años, algunos hasta décadas, para luego, en cualquier momento despedirlo sin mayor trámite. Es decir, esperar que termine su contrato (de tres meses o incluso mensual) y no renovarlo. Ocurre en los textiles, agroindustria y en la minería.
El trabajo en minería es de alto riesgo. Implica maquinaria pesada, trabajo en altura, manejo de explosivos, exposición a contaminantes. Se realiza en jornadas atípicas, que es un eufemismo para hablar de doce o catorce horas seguidas, durante diez o quince días. Las empresas contratistas, para ahorrar costos, evaden las regulaciones de seguridad. No se trata tanto de un problema de normas, pues las hay y son aceptables. Se trata de empresarios que ponen en riesgo la vida de los trabajadores y del Estado que es incapaz de fiscalizar más allá de sus narices.
Así, por ejemplo en el caso de Casapalca, se contrata a una empresa (tercerizadora) llamada Geminis SAC, la cual hasta este momento no ha acreditado cumplir con los requisitos requeridos por ley para garantizar la seguridad de los trabajadores. Para ahorrar costos, las empresas tercerizadoras rebajan los niveles de seguridad. para ahorrar costos, se despide a trabajadores con experiencia y la alta rotación laboral impide adquirir experiencia a los más jóvenes.
La empresa Casapalca, alega claro que el accidente ha sido una casualidad geológica. El ministro Villasante, como siempre, empieza prometiendo inspecciones, investigaciones, sanciones y reuniones. Al final, sabemos que todo eso son sólo palabras. Villasante nos tiene acostumbrado a declaraciones altisonantes que conforme pasen los días se iran atemperando. En toda su gestión no ha logrado prevenir ningún conflicto o tragedia. por el contrario, los trámites administrativos ahora son más lentos que en época de Pasco Cosmópolis y el sesgo aprista se percibe con mayor claridad. ¿No deberíamos ir pidiendo un cambio ministerial?
La Federación, a través de su secretario general, Lucho Castillo ha respondido inmediatamente señalando los verdaderos responsables de los accidentes ocurridos. Estos hechos no pueden verse como casos aislados. Al parecer, la huelga minera se viene con fuerza. Esta nueva situación, puede permitirle al sector sindical minero, una nueva correlación de fuerzas. Para esto, es imprescindible la mayor unidad, tanto entre trabajadores en planilla como contratados; así como entre trabajadores de gran minería con los de mediana y pequeña. Las diferencias y distancias de años anteriores deben disiparse en esta coyuntura. La organización sindical de los contratados sigue siendo un punto central en agenda, y la aspiración al pliego nacional minero también.
Como se puede leer en el post anterior, la Federación Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Siderúrgicos del Perú construye una estrategia de lucha en este difícil contexto junto con la CGTP. La defensa del ingreso y el trabajo digno ahora implica también la defensa de la vida de los trabajadores mineros.
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