Juventud y Sindicalismo
Los jóvenes sindicalistas van apareciendo. ya no sólo en la CGTP, también en la CUT. Juventud y sindicalismo que parecían dos ideas tan alejadas, ahora empiezan a funcionar juntas. Ciertamente no es algo simple. Veamos.
No existe actualmente una identidad "juvenil sindicalista", entendida como un articulado entre discurso y acción que reinterprete lo sindical en clave juvenil. Los sindicalistas que son jóvenes -es decir, menores de 35 años- no han logrado integrar ambas identidades en una nueva. Esto, lamentablemente, puede explicarse por la ausencia de espacios, discursos, acciones, normas, que puedan ayudar a la formación de tal identidad.
Es una lástima. Lo sindical aparece como viejo, formal, jerárquico, anacrónico y aburrido para muchos jóvenes trabajadores. Entre los sindicalistas, ocurre como en muchas micro culturas que termina adquiriendo las características de una secta. Podríamos explicar y razonar porque ha ocurrido así, pero lo importante son los efectos de una cultura semi cerrada y la presencia de jóvenes en el mercado laboral.
Para tener las cosas claras. hay sectores de viejos sindicalistas que no desean abrir la organización a los más jóvenes. Los ven como una amenaza o un problema. Los más sensibles al tema, disponen de un discurso integrador, pero son igualmente contrarios a cualquier acción concreta que favorezca la inclusión de jóvenes a la estructura sindical.
Lo que se esta conformando es el campo, para un largo proceso de tensiones y conflictos intergeneracionales: viejos contra jóvenes. Las apariencias de este conflicto podrán adoptar formas ideológicas (reformistas contra clasistas; demócratas versus autoritarios, unitarios versus divisionistas) pero tiendo a pensar que en el fondo se trata de un recambio generacional que no encuentra mecanismos institucionales para procesarse.
Se necesitan medidas concretas, como cuotas de edad y de jubilación sindical, para integrar a los jóvenes en los puestos de dirección y poder en la estructura sindical. La política sindical de organización, educación y defensa deberían tener como prioridad la afiliación y formación de los más jóvenes, en las principales áreas productivas.
Pero en buena cuenta, si los trabajadores jóvenes no se organizan, no se reunen, no establecen sus propias reivindicaciones y sus propios métodos de presión, los viejos no les van a dar ningún espacio, derecho, oportunidad o concesión.
Este pleito entre jóvenes y viejos no es novedad en el movimiento sindical. Ocurrió con Mariategui y décadas después cuando se reconstituye la CGTP. Siempre ganan los jóvenes. Es una cuestión de tiempo. De lo que se trata, es que este recambio -imprescindible y necesario- nos permita construir una organización sindical más eficaz, integrada, democrática y eficiente que la actual. La victoria inevitable de los jóvenes no implica necesariamente el triunfo de mejores ideas. Ojala, en este proceso, los liderazgos juveniles eviten los tradicionales errores que hemos cometido nosotros, los viejos.
No existe actualmente una identidad "juvenil sindicalista", entendida como un articulado entre discurso y acción que reinterprete lo sindical en clave juvenil. Los sindicalistas que son jóvenes -es decir, menores de 35 años- no han logrado integrar ambas identidades en una nueva. Esto, lamentablemente, puede explicarse por la ausencia de espacios, discursos, acciones, normas, que puedan ayudar a la formación de tal identidad.
Es una lástima. Lo sindical aparece como viejo, formal, jerárquico, anacrónico y aburrido para muchos jóvenes trabajadores. Entre los sindicalistas, ocurre como en muchas micro culturas que termina adquiriendo las características de una secta. Podríamos explicar y razonar porque ha ocurrido así, pero lo importante son los efectos de una cultura semi cerrada y la presencia de jóvenes en el mercado laboral.
Para tener las cosas claras. hay sectores de viejos sindicalistas que no desean abrir la organización a los más jóvenes. Los ven como una amenaza o un problema. Los más sensibles al tema, disponen de un discurso integrador, pero son igualmente contrarios a cualquier acción concreta que favorezca la inclusión de jóvenes a la estructura sindical.
Lo que se esta conformando es el campo, para un largo proceso de tensiones y conflictos intergeneracionales: viejos contra jóvenes. Las apariencias de este conflicto podrán adoptar formas ideológicas (reformistas contra clasistas; demócratas versus autoritarios, unitarios versus divisionistas) pero tiendo a pensar que en el fondo se trata de un recambio generacional que no encuentra mecanismos institucionales para procesarse.
Se necesitan medidas concretas, como cuotas de edad y de jubilación sindical, para integrar a los jóvenes en los puestos de dirección y poder en la estructura sindical. La política sindical de organización, educación y defensa deberían tener como prioridad la afiliación y formación de los más jóvenes, en las principales áreas productivas.
Pero en buena cuenta, si los trabajadores jóvenes no se organizan, no se reunen, no establecen sus propias reivindicaciones y sus propios métodos de presión, los viejos no les van a dar ningún espacio, derecho, oportunidad o concesión.
Este pleito entre jóvenes y viejos no es novedad en el movimiento sindical. Ocurrió con Mariategui y décadas después cuando se reconstituye la CGTP. Siempre ganan los jóvenes. Es una cuestión de tiempo. De lo que se trata, es que este recambio -imprescindible y necesario- nos permita construir una organización sindical más eficaz, integrada, democrática y eficiente que la actual. La victoria inevitable de los jóvenes no implica necesariamente el triunfo de mejores ideas. Ojala, en este proceso, los liderazgos juveniles eviten los tradicionales errores que hemos cometido nosotros, los viejos.
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